Durante los siguientes años se encontraron otros ejemplos donde se repetía la situación de conformidad y disconformidad con la planta física de nuevos recintos relacionada con la participación o no de profesionales clínicos asistenciales desde el inicio de los proyectos. La “Guía Metodológica para EPH, Minsal 2001, que indica “el PMA-PRT debe ser elaborado por un grupo interdisciplinario de expertos y aprobado por los usuarios de los recintos (personal del hospital) y autoridades, con el fin de evitar cambios posteriores” y especifica “Las superficies y las dimensiones de recintos pertenecientes al PMA, deben ser definidas por equipos de Arquitectos, Médicos, Enfermeras y Tecnólogos”, sin embargo, en la práctica muchos PMA son definidos por equipo multidisciplinario del Servicio de Salud, sin la participación de los profesionales del hospital, los cuales son incorporados en etapa de diseño, donde deben “ajustarse” a un PMA aprobado. La misma guía menciona que debe hacerse una evaluación ex post, pasado el año de funcionamiento del nuevo recinto.
En mayo del 2009 Ministerio de Salud junto con Ministerio de Desarrollo Social encargaron una evaluación ex post a los Centros de Salud Familiar (CESFAM), diseñados y construidos 3 años antes, evaluando, Modelo de Gestión, infraestructura, equipamiento, recursos humanos, producción, sustentabilidad financiera, entre otros.
Los resultados de esta evaluación se utilizaron para efectuar cambios, que dieron origen a una segunda versión al prototipo de CESFAM, del Ministerio de Salud, 2006. En hospitales las evaluaciones ex post, están enfocadas al tema financiero solamente.
Surge entonces la pregunta ¿por qué no se implementa un PMA “tipo” para hospitales de baja, mediana y alta complejidad? Es cierto que existen recintos de características similares, sin embargo, existen diferencias que considerar para cada proyecto, tales como: cartera de prestaciones, cultura local, situación geográfica, datos epidemiológicos, oferta de recursos humanos, entre otras, diferencias que no permiten un PMA “tipo” sea viable, además aleja totalmente la participación de los profesionales de los hospitales involucrados.
Por otra parte, el PMA no permite incluir recintos o sectores de crecimiento e incorporación de nuevas tecnologías, situación frecuente observar a los pocos años de puesta en marcha de los hospitales. Como se mencionó anteriormente hasta ahora no existe un estudio donde se hubiese efectuado un seguimiento a los hospitales, al menos los construidos en las últimas dos décadas que permita hacer un análisis serio al respecto. Una simple observación nos revela que la mayoría de los hospitales han tenido que efectuar modificaciones importantes al poco tiempo de la puesta en marcha, tanto dentro como fuera del recinto, esto por múltiples factores, como el no considerar el recurso humano que aportan los convenios de campo clínico con universidades e institutos (utilización de baños, vestuarios, residencias, casino, otros) e incorporación de nuevas tecnologías (Resonancia magnética, angiografía cerebral, cardíaca, vascular, y otras que vendrán). También influye la ubicación geográfica, universidades que imparten carreras de salud en la región, mejor calidad de vida, entre otros factores, lo que aumenta la oferta de recursos humanos.
He aquí algunos ejemplos:
Hospital de Curanilahue, VIII Región, el estudio pre Inversional, definió cuatro especialidades básicas (medicina, cirugía, pediatría y gineco – obstetricia) en horario diurno y a los 8 años ya había residencias médicas 24/7, de éstas y otras especialidades, implementación de Unidad de diálisis y UTI. Hospital de Lautaro, IX Región, definido en estudio pre inversional de baja complejidad, puesto en marcha el año 2015, actualmente de mediana complejidad con especialidades de medicina, cirugía, gineco-obstetricia, oftalmología, cardiología, diálisis y especialidades odontológicas Hospital de Maipú, Región Metropolitana, que ha tenido que incorporar UCI pediátrica, hemodinamia, entre otras prestaciones. Hospital de Puerto Montt,X Región, que incorporó un Resonador Magnético, afortunadamente es este caso, en el diseño se dejó un recinto de ampliación en imagenología (no contemplado en PMA), lo que permitió que este equipo se instalara en el lugar adecuado. Los profesionales clínicos asistenciales, los que están trabajando en recintos de salud público y privados, son los que habitan estos espacios, conocen los requerimientos del público que atienden, efectúan pasantías dentro y fuera del país, leen publicaciones internacionales y visualizan mejor que nadie los requerimientos en un futuro de cercano y mediano plazo, son ellos junto con los arquitectos especializados en el área hospitalaria, los que visualizan zonas de expansión para un edificio que durará a lo menos 30 años.
En conclusión, efectuar una evaluación ex post en los hospitales es absolutamente necesario para determinar cuales son los factores que falta considerar en la elaboración del PMA e incorporarlos en los nuevos estudios pre inversionales. Por otra parte, favorecer las instancias de participación de los clínicos de las diferentes unidades o servicios, especialmente en la etapa de estudio (PMA, anteproyecto), mejorar la habitabilidad, funcionalidad y eficiencia de los recintos hospitalarios.