¿Cómo afectarán a la arquitectura los cambios en las sociedades contemporáneas?

Arq. Luis Vidal 

El cambiante panorama actual ha reconfigurado nuestras ciudades y nuestra forma de percibir los espacios. Esta década de los años 20 que ya ha comenzado va a ser la más apasionante y trepidante porque vamos a vivir intensa y exponencialmente en diez años el equivalente a los cien últimos. Existen cinco temas que van a propiciar esta aceleración. Yo los denomino “aceleradores” y van a impactar profundamente en el diseño urbano, residencial, comercial, educacional, de oficinas y de grandes infraestructuras. El primer acelerador es la pandemia del coronavirus que ya está generando cambios en nuestras sociedades, ciudades, vidas y hábitos diarios.

La arquitectura debe adaptar sus respuestas a esas transformaciones para mantenerse siempre en continuo avance. El segundo tema es el medioambiente. Aunque la COVID-19 lo ha relegado temporalmente a un segundo plano, el cambio climático sigue siendo un tema ineludible y de tal magnitud que va a volver a marcar la agenda. La pregunta será: ¿con qué rapidez y eficiencia responderemos a la necesidad de un cambio sistémico en la forma en que habitamos, construimos y consumimos? El tercero es la digitalización, la inteligencia artificial y el big data que van a transformar y acelerar nuestras sociedades.

En cuarto lugar, están los recursos financieros. Jamás en el mundo había habido tanto dinero ni se había invertido de manera global y transversal sobre todos los sectores como se está haciendo ahora. Y finalmente, como quinto agente de aceleración está la revolución social, fundamentada en una mayor socialización, en más acceso a recursos y derechos para la población. Todo esto va a influir directamente en la arquitectura, que va a reflejar estas cinco grandes realidades en dos líneas de actuación muy claras.

La primera es la relacionada con la rehabilitación y transformación. Se van a rehabilitar y transformar muchos espacios y edificios para adaptarlos a la realidad poscoronavirus, para ser más sostenibles y medioambientalmente responsables y para incorporar las nuevas tecnologías, digitalización y big data. La arquitectura es capaz de crear espacios tecnológicos y a la vez humanizados, donde todos estos avances estén al servicio del usuario y no al revés.

La segunda línea de actuación es la edificación nueva, que va a ir un paso más allá en sostenibilidad. De hecho, ya estamos asistiendo a la construcción de edificios de emisiones 0 y con una capacidad de generar energía tal que no sólo los hace autosuficientes sino que los convierte en “potenciales donantes” o “exportadores” energéticos.

Y el denominador común tanto de los edificios rehabilitados como de los de nueva planta será la flexibilidad y el hecho de que, en la actualidad, existen los recursos necesarios para acometer todas estas transformaciones y obras nuevas.

No olvidemos que la finalidad de la arquitectura es mejorar la calidad de vida de las personas, y en esta década se nos presenta la oportunidad de mejorar sustancialmente la forma en la que la sociedad habita, ocupa y utiliza el planeta.

Si somos capaces de llevar a cabo esa responsabilidad con calidad, nos espera un futuro mejor, más brillante y humanizado, en el que hayamos dado respuesta a los acuciantes problemas del presente.